lunes, 9 de abril de 2012

CONCIENCIA AMBIENTAL Nº 8

La contaminación visual en nuestras comunidades

La contaminación es la introducción en un medio de cualquier sustancia o forma de energía con potencial para provocar daños, irreversibles o no, en el medio donde se inserta. Esto provoca cambios o desequilibrios en el entorno, ya sea un paisaje natural o un ambiente urbano como lo son nuestras ciudades o comunidades. Esto afecta de forma importante las condiciones de vida y las funciones vitales de las personas y de los seres que conviven en esos lugares.
La contaminación visual es la alteración de la imagen y fisonomía del entorno urbano, causada esencialmente por la acumulación de materiales y productos, desechos, el deterioro por abandono de edificaciones y bienes materiales, así como la violación en las densidades y características físicas de los avisos publicitarios y letreros. También se produce por las instalaciones industriales, edificios e infraestructuras que deterioran la estética del medio urbano.
Los entes de control urbano definen a la contaminación visual como toda forma de interferencia que pueda generar un mensaje visual o la estructura que lo porta, que impida ver, distorsione o desdibuje la visión de las personas, y los mensajes que se trasmiten mediante cualquier componente del entorno.
Ante todo, resulta evidente que nuestra ciudad o pueblo constituye el hábitat cotidiano donde nacemos, nos movemos y vivimos. En tal sentido, todo elemento, actitud o circunstancia que altere determinados parámetros de nuestro entorno, y ello origine un cambio negativo en nuestra conducta o persona, bien puede definirse como un "elemento contaminante".
Podemos observar que diariamente la salud de la población se ve agredida por innumerables factores externos a cada individuo, los cuales inciden a menudo en su equilibrio psíquico: bocinazos estridentes, ruidos molestos, el televisor o el centro musical del vecino que nos impide dormir. El martillo neumático que perfora no sólo el cemento de la calle sino también nuestros tímpanos… en fin, infinidad de cosas que nos molestan desde que nos levantamos hasta que nos retiramos a dormir, atentando contra la normal tranquilidad de espíritu que deberíamos tener.
Un turista que observe nuestras calles con las aceras levantadas o deterioradas, convertidas en basurales a cielo abierto, con infinidad de paredes pintarrajeadas, árboles secos o medio caídos y monumentos deteriorados, necesariamente se forjará una opinión adversa sobre nuestro entorno.
Si a esto le sumamos los bocinazos, huecos y tanquillas abiertas, , gentío para arriba y para abajo, empujones y calles estrechas bien puede imaginarse (o recordar, el enorme estado de ansiedad que puede experimentarse en tales circunstancias. Pero no nos preocupamos cuando al finalizar el día, regresamos al hogar, al reconfortante ambiente que tanto extrañamos. Dejamos atrás las veredas tapizadas de papeles, latas, residuos domiciliarios, cajas de cartón, excrementos de animales y otras yerbas, para ingresar en nuestra bendita casa.
La contaminación es un mal mundial, que nos afecta dia a dia con mayor intensidad y, es por eso, que los ciudadanos tenemos que tomar conciencia y orientarnos en ese aspecto, a fin de entonces tomar las medidas necesarias para la solución de este problema. La contaminación visual se encuentra todavía en un nivel menos consciente que otros tipos de contaminación, de forma que la mayor parte de la población no sólo no es consciente de sus efectos, sino que llega a negar su existencia como si se tratase de una broma o exageración.
Por consiguiente,hace falta educar, y hacerlo con el ejemplo es la mejor manera, exponiendo conductas sanas, que nos engrandezcan como sociedad. Busquemos transformar nuestras acciones desaprensivas donde subyace un mero interés individual, importando poco lo que piensa o siente el vecino, por las ganas de mejorar o, al menos preservar, el entorno y la calidad de vida de las personas en general, y de nosotros mismos en particular.